sábado, 8 de agosto de 2009

Optimismo a flor de piel

Copia literal de http://www.ciegaacitas.com/blog/

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Hace un mes que mi mamá apostó que iba a ir al casamiento sola, y por ahora tiene razón. En estos treinta días no sólo no pude conseguir un acompañante; sino que ni siquiera pude experimentar una velada agradable. Tengo un maleficio: soy invisible para los hombres normales. Estoy condenada a que se fijen en mí sólo los idiotas, los desagradables, los grotescos, los chiflados, los esquizofrénicos voluntarios. Ni siquiera me dan bola los psicópatas y abusadores, que deberían hacerse un festín con una insegura como yo. Ni eso. Soy como un negocio que sólo trabaja payasos, y nada de otra línea de hombres.
En una época salí con un tipo que sí o sí tenía que volver a las once de la noche a su casa para darle de comer a su gata. Siempre. Pase lo que pase. Otro año, salí con uno que le hablaba al auto. Le decía, cariñoso, como quien doma un caballo “hoy vamos a lo de mamá, más tarde nos volvemos, descansamos dos horitas y vamos a un cumpleaños”. Otra vez salí con uno que compraba todo usado por internet, y me daba asco ir a su casa porque todo me parecía transpirado y pegajoso. Y hace mucho, también salí con un profesor que tenía un perro salchicha que se sentaba entre nosotros a ver la tele, y cuando lo quería correr o me acomodaba en el sillón, me mordía la mano.
Yo no sé por qué irradio estas ondas de anormalidad, pero todos los vienen a mí encandilados como un bicho a la luz. Para los demás siempre soy siempre la otra, la amiga, la que dejan para volver con su ex novia, la de los domingos a la tarde, la que hace de enfermera cuando les rompen el corazón, la segunda, el parche, el romance de verano. Pero nunca soy el amor de sus vidas. Nunca.
Yo no soy fea, no soy estúpida, no tengo ninguna tara insalvable. Pero por alguna razón termino siempre en citas ridículas o enamorada de algún infeliz que me trata como a un chucho abandonado. No sé si es masoquismo. Yo creo que es peor. Como la gente que no sabe silbar o chasquear los dedos. Algo así. Ellos no pueden chistar y yo no puedo comportarme de manera seductora delante de un tipo con dos dedos de frente.
Por eso sé que no va a pasar nada con Matías. No porque él sea inalcanzable. Sino porque a mí esas cosas no me pasan. Cuando voy a una fiesta, nunca soy el centro de atención de nadie. Cuando conozco a un hombre divino con mis amigas, nunca me lo quedo yo. Jamás soy la que tiene un vecino soltero que le golpea la puerta con un vino y un cd en la mano. Ni la que viaja sola a Paris, se enamora y se queda un mes paseando y comiendo baguette. Yo nunca nada. Soy siempre la actriz de reparto, la ayudante del protagonista, la que hace la línea de comedia, la amiga graciosa de la novia, la hermana del galán.
El sábado es la fiesta de fin de año de la empresa. Y voy a ir sola, a pesar de que este año se puede ir con pareja. Y van a ver, voy a ser la que se vuelca el vino en el vestido, la que muere aplastada por una bola disco, o la que se electrocuta en el baño de mujeres. Todas, menos la cenicienta.

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(Leer ciertas cosas en el internet es como meter el dedo en la llaga...jajajaja!!!)


viernes, 17 de julio de 2009

Crecer (...a fish that has a secret wish...)

Nota importante: Si usted es una niña vea el video, que está lindo, y mejor no lea el post porque le va a aburrir. Si usted es un niño vea el video, lea el post y luego búrlese no más con confianza... ¡jajaja!)

Hice un test en el Facebook, algo de descubrir mi verdadera edad. Resultó ser que tenía 19 años. Me comenté a mi misma: “creo que ya es horita de madurar…”.

Estos 3 meses han estado llenos de cambios. Más que nada cambios internos, porque por fuera, todo sigue igual.
Primero me cuestioné la relación con mi familia cuando falleció un tío. Sorpresivo?, si, doloroso?, no.
Por qué?... porque talvez soy una rancia y no me interesa relacionarme casi con nadie de mi familia a pesar de que tengo buena onda con ellos. Se entiende?
Me dio pena por mis papás, porque a la final ellos se merecen una amistad con su hija y se merecen un atardecer feliz. Lo malo es que tengo casi 30 y siento que es tarde para formar lazos. Y siento que no tengo ganas de cultivar algo sin lo que he vivido desde hace mucho.
Supongo que me quedé en la etapa de rechazo a los padres (y derivados) de la adolescencia… yo que sé.
Siento que nuestra esencia es radicalmente diferente, sin el ánimo de menospreciar, porque nunca me ha faltado nada y siempre han sido muy responsables conmigo. Siempre.

Lo que más me afectó fue mi propia desidia. No me interesa formar lazos… no entiendo el porqué…
Sonó a queja?. No es queja, es desfogue nada más.

Enseguida murió un compañero de trabajo. Me afectó más de lo que creía, más que lo de mi tío. Tiempo de conocerle al Darío: 6 meses, tiempo de conocerle a mi tío: 27 años.
Eso es lo malo de vivir y trabajar lejos, que uno desarrolla vínculos fuertes con gente que al fin y al cabo son compañeros de trabajo. Y no es que formar vínculos sea malo, es simplemente que siento mi propia vulnerabilidad y eso me jode.
La última vez que le vi al Darío, salía en su carro rumbo a Quito, con un ojo gacho por la fiebre que le atacó la última semana que estuvo aquí. Yo tenía una piedrita en la mano y pensé malévolamente en lanzarle cuando bajó la ventana para despedirse. El Sr. Naranja adivinó mis intenciones y me dio una palmadita en la mano…
No le lancé la piedrita. Debí lanzarle en la cabezota. Debí gritarle que su ojo gacho estaba chistoso y debí preguntarle por su mejor amigo (un frasco GIGANTEZCO de Detan, porque siempre le picaban todos los bichos).
Todo eso pensé mientras me daban la noticia del accidente por celular. La piedrita era para él!.

Inmediatamente luego de cerrar el teléfono pensé que alguien debía recoger las cosas de su cuarto. Mientras recogía todo, pensaba que mis amigos no deberían morirse. Que la gente buena no debería morirse.
Pensamiento estúpido, porque un mundo lleno de gente buena sería aburrido. Nadie entendería mis sarcasmos, nadie me reprendería con palmadas en la mano y seguramente un piedrazo sería bien recibido. ¿Sobrepoblación de buenos y nobles? Guak!.
En el cuarto del Darío, encontré la pelotita azul. No sabía dónde había ido a parar esa pelotita azul que encontramos en la playa el Sr. Naranja y yo. Pelotita que tuvo mucho que ver en el fugaz romance que tuvimos con este niño Naranjita y que de una manera u otra me hace escribir todo esto.
Pelotita de mierda. Ahora está en mi cuarto, por el Darío. Y por el Sr. Naranja.

El Sr. Naranja… ahhhh… predecible. Era tan predecible, que cuando empecé a sentir cosas por ese mocoso (aquí para ser exacta), decidí que era por demás estúpido y que era mejor no decir nada a nadie.
Pasaron varios meses en los que yo rotundamente me negué a mi misma y en serio traté de no sentir nada.
Pensábamos igual, teníamos mil cosas en común y pasábamos bien juntos, pero de alguna manera presentía que todo iba a salir mal. Talvez sería el hecho de que tenía novia. O talvez el hecho de que además de trabajar juntos, vivíamos juntos en el Bosque de la China. O no, mejor era el hecho de que es el hijo del dueño de la empresa donde trabajo. Jajaja!!!
No les dije?, suena predecible! Y suena estúpido.

Nunca en mi vida he deseado tanto no haberme relacionado con alguien como esta vez. De hecho nunca me he arrepentido de querer a alguien, pero esta vez, daría cualquier cosa por regresar el tiempo y mantener el gusto ese, así de platónico, anónimo y lejano.
Porqué se acercó?... no sé, porqué insistió aún cuando le dije que se fuera? No sé… porqué me buscó mil veces y me puso cara de perro?... puta, no sé!!! (o sea… si sé, pero todavía no quiero creer que es un potencial hijo de puta…)
En fin, fue bueno mientras duró y si, ya se terminó. Porque su novia no se merecía semejante cagada, porque yo alguna vez estuve del lado engañado y todavía me duele. Ahora solo sé que yo tampoco me merezco lo que siento ahorita, pero qué le vamos a hacer.
Parecía buen tipo, por eso precisamente se ganó mi cariño, además hizo y dijo cosas que me hicieron sentir que todo era mutuo. Estúpida pequeña Nala.
Nota mental: No meterse con tipos con novia. No meterse con el hijo del jefe. Y de una vez por todas, no confiar tanto en la gente.

Otro problema de crecer es, supongo, dejar de confiar.

El Ragazzo Limón además de ser egoísta, egocéntrico y mala onda, resulta que también ha sido ladrón. Y de cuarta, porque le descubrieron junto a su compinche de huevadas.
Suena a esas historias que escuché varias veces de esas otras empresas con esa otra gente carente de ética… esa gente que no es digna de confianza.
Pero, resulta que el compinche del Ragazzo Limón se portó demasiado bien conmigo siempre. Dispuesto a ayudarme y preocupado por mí, como un papá sin ser exagerada. Le aprecio y sé que también me apreciaba mucho.

“Flaca, esa bestia peluda que te tiene así de triste, si te quiere” me dijo una vez cuando me cachó cazando tilingos en lugar de trabajar. Y cuando rebuznaba con los planos estructurales, me ayudaba sin chistar. No sabía nada de mi vida, no era mi confidente ni nada, era solamente un señor ingeniero con hijos de mi edad que me apreciaba. Calidad el señor, para qué negarlo.

El Ragazzo Limón en cambio, una vez me encontró sola en el baño del ultimo edificio en construcción escribiendo sentada sobre en un costal de cemento. Muy maduro de parte de la Petite ir a esconderse en un baño en construcción para escribir y despotricar en paz. El tipo llegó, me vio… y se me cagó de la risa.
Luego se sentó en el saco de cemento de al lado, ensuciando su ropa aniñada, y escuchó mis penurias, lamentos y despotricadas. Ahí fue cuando caché que el Sr. Limón además de egocéntrico y mala onda, también podía escuchar y consolar.
De una extraña manera, como agua y aceite, siento que empezamos a ser amigos ese día. Conversábamos más y hasta salimos a trotar algunas tardes… jajajaja!. Cada vez me convencía más de que el tipo era lo opuesto a lo que yo soy, pero eso no necesariamente es malo.
Vi que mientras yo soy la soñadora utópica, el man tenía planeado su futuro día a día. Mientras yo ando soñando en el príncipe azul, él prefirió hacer su postgrado antes que quedarse con la novia a la que amaba. Ni bueno ni malo, simplemente diferente.
Con el lío del robo (planillas que se sobrepagaron en sociedad con los maestros de obra) fue feo cachar que él también estaba metido en eso.
Llamó para darme las explicaciones del caso y a despedirse porque ya no iba a volver al Bosque de la China. “Sabes que eres la que más apreciaba de esa manada de pelmazos, de una u otra manera llegamos a ser unidos y te quiero mucho”.
Lo de las explicaciones de sus negocios truculentos no le creo. Le creí la segunda parte del aprecio y tal… jajaja!. A la final uno elige lo que quiere creer y cierra capítulos.
Siento que se jugaron el prestigio por nada. Siento que van a tener siempre un asterisco al lado de su nombre por el resto de su vida y siento que eso ya es un castigo suficiente.

Los demás, mis compañeros de trabajo y de vida allá en el Bosque de la China, se pusieron del lado moralista obviamente y además de apuntarles con el dedo, decidieron que los errores prevalecen sobre cualquier acción buena que ellos tuvieron y tal vez puedan tener en el futuro.
Yo no soy tan dura, pero sé que hacer leña del árbol caído es casi tan humanamente cuestionable como robar.
Siento que nunca más les voy a volver a ver y me apena. Pero es mejor, porque ya no confío en ellos.

Y eso… en pocos días más regreso al Bosque de la China. A evitar atar lazos que luego se romperán, a ser juzgada por ser “benefactora de ladrones” y a quererle de lejos al Sr. Naranja, pagando así mi propio egoísmo en cómodas cuotas.

No me gusta el panorama, pero es así y no hay nada que yo pueda hacer. Llevaré películas no tan introspectivas y me compraré un mp3 player para autistarme como se debe.

Adios.

lunes, 15 de junio de 2009

Cuando nadie me ve (VI) - así de fácil y sencillo (como dijo la cucaracha bajándose del grillo)

Creo que ver Los Simpsons es más enriquecedor que ver las "educativas" chichis de Paloma Fiuza, todos los días, en horario familiar.




martes, 19 de mayo de 2009

Vacas gordas

Ragazzo limón
él: y mañana?
yo: mañana?, mañana nada
él: si, sino sería el acabose, además también me gusta odiarte
yo: ya cállate...

Mr. Freak
él: pero no te la pegues tanto conmigo, no me heches la culpa de lo que pasó con nosotros, además... nosotros no estamos en un punto final...
yo: ya cállate...

Sr. Naranja
él: me hiciste pedazos
yo: no busques excusas porque al final yo siempre he sido soltera y tú no.
él: y crees que estar en mis zapatos es fácil?
yo: ya cállate...

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Ragazzo limón: seguramente seguiré abriendo la puerta de mi balcón todos los sábados con tus tímidos golpecitos pasada la media noche. Seguiré oyendo palabras en italiano a obscuras, porque a pesar de que en el día nos odiamos, hay que reconocer que hay una chispa animal por ahí.

Mr. Freak: seguramente te voy a amar por el resto de mis días... qué le vamos a hacer. Además fue por vos, pedazo de idiota, que abrí este blog.

Sr. Naranja: seguramente seguiré respondiendo a tus sonrisas tímidas cuando no nos están mirando. Y seguiremos hablando de música. Y seguiremos hablando de películas que nos gustan. Seguramente te dejaré entrar a mi vida sin darme cuenta.

Pero, ¿saben qué, trío de pelmazos?... me valen gato.
Los tres me valen gato. El que me quita el sueño es este:

Y ¿saben porqué me quita el sueño?, porque es guapo, millonario y tiene un perro.
Ustedes son...
Ustedes son una lacra. Eso son. UNA LACRA.
Adam Brody es un rico.
P-U-N-T-O

(el que me diga ardida y amargada se ganará mi odio)


sábado, 16 de mayo de 2009

Seele



...en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza?, ¿nos detenemos a apreciarla?, ¿la reconocemos en un contexto inesperado?...

A veces creo que nos merecemos la porky flu.

lunes, 11 de mayo de 2009

Natural melon killers



(imagen usurpada de fotojamsession.blogspot.com)

Según Wikipedia:

“la fruta es el conjunto de frutos comestibles que se obtienen de plantas cultivadas o silvestres, pero a diferencia de los otros alimentos vegetales las frutas poseen un sabor y aroma intensos y presentan unas propiedades nutritivas diferentes, por ello la fruta suele tomarse como postre fresca o cocinada. Conviene comerlas cuando están maduras.”

Mmm… mmm… si, coincido con la última frase con los ojos cerrados, porque a veces uno se come una nutritiva fruta ANTES de que esté madura y le va mal.
Porque ¿si cachan que las frutas tienen un atemorizante parecido a la gente?, o mejor dicho: la gente se parece a las frutas.

Comprendan, estoy lejos, rodeada de arena, mi mejor amigo ladra (se llama Rex y se merece post aparte) y más que nada, me encanta escribir huevadas.
Esto, combinado con una noche de teléfono con Guli, dio como resultado una teoría que al principio me pareció graciosa… pero como estoy lejos, rodeada de arena, mi amigo Rex necesita talco para pulgas y todo eso, hoy automáticamente catalogo a la gente con su fruta equivalente.



Porque si pues, no me van a decir que no tienen a alguien que es un completo limón. Amargo, mala onda y todo lo que quieran; pero que en una noche X agregándole sal y una buena dosis de tequila resulta ser de lo más divertido. Y eso de pegarse de vez en cuando un limoncito (con tequila) es hasta terapéutico.
De los amargos también está la toronja… pero a la pobre si le dejamos fuera, porque sea como sea, haga lo que haga y diga lo que diga, nos da dolor de panza.

Por ahí pasamos a la dulce naranja, porque tener una naranja al lado siempre está bien. Nunca nadie dice que no a una naranja, o al menos nadie debería. Querida por niños y adultos y buena hasta para la gripe. La modernidad nos ha traído las libres de pepas, pero eso es, en todo caso, motivo de un estudio más a fondo, porque no solo que son más dulces, sino que son más grandes.

Por ejemplo, catalogando visceralmente, mi amigo Ricardo es una mandarina. No, no me entiendan mal… no es UN mandarina (o si?), es UNA mandarina. En este punto, en realidad cuenta mucho el bagaje de la infancia, porque MI mandarina puede ser TU pera. Me explico: mi papá es ambateño, Ambato es sinónimo de mandarina y mandarina es sinónimo de hogar.
Una mandarina siempre me hace sentir en casa. Es lo más espectacular del mundo, porque es a lo que más confianza le tengo, lo cual es remarcable siempre.

Odio los bananos. Eso de que se les pueda encontrar en cualquier parte del mundo les hace sospechosos. Además mentalmente siempre les relaciono con Alvarito. Pobres.
Pobres bananos, porque Alvarito es rico. O sea rico del verbo millonario.

De las ciruelas en cambio se puede decir de todo… hasta que nos dan un pasaje solamente de ida al WC, en todo caso, no puedo negar que las amarillitas, las claudias, llaman mucho la atención, pero a cambio son de las frutas más mediocres que conozco… no solo que son indefinidas en sabor y tal, sino que siempre le dejan a uno meloso. Guak

Está también la gente exótica como el tamarindo, el kiwy, la curuba… esas frutas medias desconocidas que nadie sabe exactamente de dónde vienen ni cómo están al frente. En esta clasificación tenemos a los extranjeros. Porque en nuestras tierras, la cantidad de melanina es inversamente proporcional al interés que la persona despierta. Yo supongo que de irme a Polonia, por ejemplo, sería como una curuba. Hiper solicitada por exótica. Claro, la cosa cambia cuando esa exótica curuba crece en la enredadera de afuera de la casa y se llama taxo. Ahí si ya no tiene tanta gracia...

Están las frutas difíciles. Hay que hacer un manojo de cosas antes de comerse un poquito. Para un coco por ejemplo, mínimo un par de machetazos… el tocte requiere paciencia y un martillo. Pero eso si, no hay que confundirse porque NADA tiene que ver el fantabuloso tocte frente al desabrido coco. Difícil y tal, pero desabrido al fin.

El melón me tiene podrida. Primero porque me dan todos los días en el desayuno y luego porque el melón es una máquina para engañar. Alguien que no ha probado un melón y lo ve por primera vez dirá que no es la fruta más llamativa del mundo, pero que está bien. Como diría Guli: tiene mucho color, mucho olor… y nada de sabor.
El melón es insípido… pero no parece. Le odiamos por eso.

Siempre está el inalcanzable. Afuera sería la cereza o la fresa… aquí es la frutilla no más. Pero todos quieren una fresa. La fresa es el centro de atención de cualquier fondue. Sabe bien, huele bien, se le ve bien… tiene muchas bondades y como somos entes mal llevados, lo que nos atrae es que no hay muchas. Hay un par por grupo.
Supongo que siempre cabe la posibilidad de que uno sea alérgico a las frutillas… no conozco casos, pero de que hay, hay.

Y pues nada… he dilatado la escritura en este espacio por pura vagancia. Me están sacando la mugre por acá y hasta el fin de semana mi vida no tenía muchos altibajos. Corrección: no tenía altibajos.
Pero este fin de semana tuve un lapsus brutus.
La cagué, porque siendo yo un melón dejé a una naranja de lado por pegarme un limón… con tequila obviamente.
Lo siento insaciable hombre araña… en serio lo siento… porque de saber que esa dulce naranjita quería combinarse con un meloncito con alma de mandarina, hubiera dejado no solo el limón de lado, sino también el tequila. Y eso es harto decir.

jueves, 12 de marzo de 2009

Protège moi ... protect me from what I want

(Vincent Fournier)

Todavía me quedan ganas de luchar por vos.
(¿todavía me quedan ganas de luchar por vos?)

lunes, 23 de febrero de 2009

Cuando nadie me ve (V)


Le saco la lengua a TODOS los niños.
(aunque debo reconocer que algunos tienen lindas manos)





martes, 10 de febrero de 2009

...moramoramoramor…


Cuando era niño algunas veces pasé vacaciones en República Dominicana y por esa época conocí a Dina.
Dina era una mujer muy interesante. Debía ser interesante para captar por horas mi atención, siendo yo un peladito pendejo de 9 años… estudió sociología en París y a lo largo de sus casi 70 años había viajado por el mundo entero y decidida ya a establecerse, se radicó maravillada por el paisaje y la gente, en Brasil. No era millonaria, pero podía tener una vida holgada sin ningún problema.

Dina no había nacido en República Dominicana, sino en Uruguay y por casualidades absurdas (y maravillosamente necesarias) se había convertido en la confidente de una señora hecha y derecha: mi abuela. Mi abuela y Dina, Dina y mi abuela… un dúo que marcó mi niñez.

En una de sus visitas a República Dominicana, Dina conoció a Pedro y se enamoró. Se enamoraron.
Pedro era un pescador. Amante de su pedacito de mar y feliz en su espacio.
Al contrario de Dina, él trabajaba para vivir. Algunos decían que pescaba para sobrevivir.
Dina se radicó en una pequeña playa cerca de la casa de mi abuela. Vivió ahí con Pedro por algunos meses, pero por cuestiones legales y de negocios tuvo que volver a Brasil.
La gente del pueblo e inclusive mi abuela, estuvieron de acuerdo en que Dina era mucho para Pedro y que por lo tanto ella se había aburrido de él y su pedacito de mar. ¿Qué podía hacer una mujer así en una playa casi desierta?.
Pasó el tiempo y no volvimos a saber de ella. Pedro siguió con la pesca y como siempre sucede, su vida continuó.

Exactamente a los 5 años de su regreso a Brasil al fin supimos de ella. Yo ya tenía 14 años y talvez fue la última vez que fui a pasar vacaciones en la casa de mi abuela… supimos que Dina volvía a República Dominicana.
Cuando fue a la casa, nos contó que en los años que estuvo en Brasil, logró resolver sus negocios, pero por cuestiones legales ella no podría quedarse, sino que debía volver. Entonces ahí es cuando viene la historia de amor. Dina buscó en Brasil una playa exactamente igual a la de Pedro, reconstruyó su vieja cabaña tal como ella la recordaba. Dina nos contó que se había llevado fotos de la cabaña y de la playa y que realmente había sido un arduo trabajo el reconstruir el pedacito de mar de Pedro.
Todo… la forma de la ensenada, el color de la arena, la llanta en el techo, el baño viejo y descolorido, la maceta de barro, las palmeras en el sitio en el que las fotos marcaban… todo. Ella buscó un paisaje igual y reconstruyó todo para que Pedro volviera con ella.
Y así fue, ellos viajaron juntos, Pedro a su cabaña y Dina a su adorado Brasil.


Tercer matrimonio al que asisto en menos de 6 meses. Casi la misma gente que la última vez… casi los mismos, casi el mismo estado, casi, casi la misma conversación. Pero esta vez empezamos a filosofar sobre historias de amor.
Mi amigo Alberto, a sus 40 años, colombiano que vive acá hace 12 años y con un divorcio a cuestas, nos contó la historia de Dina y de Pedro. Dina es real y vivió los años que le quedaban con Pedro en su playa reconstruída.

Demasiado freak dijeron algunos… yo estaba conmovida y no atinaba más que a escuchar y escuchar, pero el Alberto luego de acabar su historia sentenció: “y eso peladitos culicagados es una historia de amor, porque las historias de amor más berracas son las que se dan entre viejos”.
Yo le creo.
(un abrazo para el Nando que está triste y full buena vibra)

jueves, 8 de enero de 2009

Falta Kamchatka

hoy ya no me gustas tanto,
no me pongo nerviosa cuando estás cerca
no quiero saber de tu vida todo el tiempo
no necesito ser amiga de tus amigos
ya no tienes que adivinar donde están las ventanas
al fin puedo ver las películas que quiero sin pensar si te gustan,
hoy entendí como eres en realidad… no me gustó,
de hecho ya casi no me gustas, ya casi no te quiero
y ya casi no me importa que tú no me quieras.